Por Graciela Ramírez, Resumen Latinoamericano, Pinar del Rio, 25 de julio 2017.
Toda Cuba se apresta a conmemorar el 64 Aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. La gesta de aquellos jóvenes encabezados por Fidel y Abel Santamaria, tomaron el cielo por asalto para cambiar para siempre el destino que el imperio -a solo 90 millas de distancia- tenia asignado a Cuba.
Fidel siempre decía que fue Jose Marti el verdadero inspirador del 26 de julio.
Muchos de aquellos jóvenes que se alzaron contra la sangrienta dictadura de Batista, pagaron con su vida, tras sufrir terrible tortura, la acción heroica que marcaría el comienzo de la Revolución cubana que se lograría tres años después.
Una noche como esta, de intenso verano, salieron los moncadistas del modesto apartamento que alquilaban los Santamaria, muy cerquita de la Universidad de La Habana, en la calle 25 y O.
Una noche como esta, de intenso verano, salieron los moncadistas del modesto apartamento que alquilaban los Santamaria, muy cerquita de la Universidad de La Habana, en la calle 25 y O.
Cuando se tiene ocasión de conocerlo, hoy convertido en Museo Abel Santamaria, emociona pensar que la pequeña salita, el refrigerador a keroseno, la única habitación y el único baño, albergaron a tantos martianos de entre 20 y 25 años. Y en la única cama disponible, en el sofá donde no cabían las largas piernas de Fidel, y en el suelo con a penas una manta, pasaron muchas madrugadas. Las armas que iban adquiriendo a través de colectas, siempre clandestinas y solidarias, se guardaban en un saco, escondidas en el baño.
En el museo nos cuentan que antes del asalto, la policía sospechó del movimiento que tenía el apartamento, supuestamente de estudio, tan cercano al Alma Mater. Cuando otro de los asaltantes le avisa a Haydee Santamaría que la policía revisaría el lugar, rápidamente tomó el saco de armas y las colgó por la ventana del baño que daba al exterior, evitando que las armas cayeran en manos de la policía y se frustrara la acción.
Esa misma Haydee, Yeye como le decían todos, sufrió la cárcel y la represión junto a Melba Hernández. Fidel hablaba de ella emocionado, al reconocer los enormes valores de Haydee. Tras el asesinato de su novio, los esbirros batistianos arrancaron los ojos a su hermano Abel.
Para destruirla moralmente, los torturadores intimaron a Haydee a que confesara quién era el autor y dirigente máximo del asalto al Moncada.
Haydee respondio: “si ustedes le arrancaron los ojos a mi hermano y él no lo dijo, cómo pretenden que lo diga yo”
Para destruirla moralmente, los torturadores intimaron a Haydee a que confesara quién era el autor y dirigente máximo del asalto al Moncada.
Haydee respondio: “si ustedes le arrancaron los ojos a mi hermano y él no lo dijo, cómo pretenden que lo diga yo”
Se reclutaron 1200 hombres y mujeres que colaboraron en distintas tareas. De ellos participaron en las acciones un total de 167. Seis murieron combatiendo, 55 fueron asesinados salvajemente. Otros entre ellos Raúl y Fidel sufrieron cárcel y muchas privaciones en Isla de Pinos. La misma localidad en que Jose Martí, siendo a penas un joven también había sido detenido.
Esa es parte de la historia heroica que comenzó una madrugada como la de hoy y que vive en el corazón, las ideas y es parte de los principios de esta Revolución heroica, de los humildes, para los humildes y por los humildes. Llevar el brazalate rojo y negro del 26/7 es parte del orgullo de una nación que desde la lucha de los mambises hasta hoy decidió ser libre, justa, soberana, anticolonialista, antiimperialista y Socialista.
Ondea la bandera cubana en puertas, balcones y edificios junto a la bandera del 26 de Julio. Los rostros de Marti, Fidel, Abel y Vilma se multiplican en toda Cuba. Por primera vez en 64 años esta celebración tendrá a Fidel como siempre lo ha tenido, bien a la izquierda y en el centro del corazón.
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