4 agosto, 2018 - La Jornada (México)
Por Stella Calloni
Mientras la cacería de ex funcionarios y empresarios cercanos a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner continúa en una causa judicial montada sobre el supuesto diario del ex chofer Óscar Centeno, que trabajaba para el subsecretario del ministerio de Planificación Roberto Baratta, ahora el “arrepentido” conductor confiesa que quemó estos cuadernos en su casa.
Óscar Centeno, ex chofer del el subsecretario del ministerio de Planificación, Roberto Baratta. Foto Afp |
Por supuesto esto no lo había declarado antes y nadie puede explicar por qué no lo dijo cuando fueron a allanar su domicilio y otros lugares en búsqueda de los cuadernos, sin lo cual la novelesca maniobra judicial, difícilmente pueda ser montada sobre las “fotocopias” de los cuadernos con las que no se pueden hacer pruebas periciales necesarias para el caso.
Supuestamente este curioso chofer no sólo tenía largas horas para escribir, sino que trasladaba bolsas de dinero de presuntos sobornos y tenía tiempo de contar los billetes. Tenía, además, una extraordinaria memoria para recordar paso por paso, día y hora, las conversaciones de Néstor y Cristina Kirchner y otros funcionarios en encuentros secretos donde por alguna razón inexplicable él estaba presente.
Pese a esto el juez Claudio Bonadío y el fiscal Carlos Stornelli, siguen adelante, acompañados por los grandes medios que utilizan sus primeras planas.
Centeno declaró anoche Bonadío, que quemó los cuadernos “en la parrilla del fondo de mi casa”. El periódico La Nación informó que el chofer dijo que eliminó los cuadernos estando solo, en una fecha cercana al mes de mayo, porque le estaban trayendo “muchos problemas” a pesar de que el día antes aseguró ante el fiscal Stornelli que los tenía en su poder.
Bonadío, sin inmutarse, convirtió a Centeno en su “testigo arrepentido” y lo dejó en libertad. Ante esta situación el ex secretario General de la Presidencia y ex jefe de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli decidió recusar al juez Bonadío pidiendo la nulidad de la causa que investiga las supuestas anotaciones del ex chofer que eran la única prueba de los actos de corrupción atribuidos al kirchnerismo.
Los abogados Aníbal Ibarra y Roberto Boico presentaron esta recusación contra Bonadío, por su “evidente parcialidad” y su “persecutoria más allá de la ley”.
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