sábado, 12 de mayo de 2012

Tomás Borge, ligero de equipaje

“En el centro de la tierra del maíz está Matagalpa, que es también la tierra del café. Café rojo, café negro”. De todos los significados atribuidos al nombre de esa ciudad nicaragüense, Tomás Borge prefería la de “Tierra de Honderos, previendo que ahí nacería el hondero mayor, Carlos Fonseca”. 
Así hablaba el comandante Borge de su lugar natal (donde vio la luz el 13 de agosto de 1930), así hablaba también de su amigo de infanciamás tarde, compañero de armas. Pueden leerse sus palabras en el capítulo II de La paciente impaciencia, Premio Casa de las Américas 1989 en el género Testimonio, casi 500 páginas de prosa transparente, cruzada una y otra vez por la Historia y la Poesía, ambas con mayúscula.  

Nicaragua: bello país donde florecieron dos grandes culturas originarias: chibchas y mayas, que en 1502 padecen la visita del mismísimo Cristóbal Colón, portador de los flagelos de la conquista y la colonización. Tres siglos y medio después, el filibustero norteamericano William Walker, perdidoso en la Guerra de Secesión, pero con el guiño cómplice del gobierno federal de los EEUU, se proclamó presidente de Nicaragua en 1856; su objetivo: expandir en América Central el sistema esclavista que estaba a punto de ser abolido en la Unión. Los ejércitos aliados de la región se lo impidieron y ordenaron su fusilamiento.  

En 1912, el presidente yanqui William Taft ordena el desembarco de marines en tierra nicaragüense, donde permanecerán hasta 1925, en que se tomarían un año de vacaciones. Porque volvieron. La nueva ocupación fue heroicamente resistida por Augusto César Sandino y sus hombres. Victorioso Sandino, cayó en una trampa montada por el remanente de las tropas yanquis, bajo las órdenes de Anastasio Somoza, quien usurpa el gobierno. Hasta que en 1956 un patriota mata al tirano, pero no a la tiranía, porque al “Tacho” lo sucede primero uno de sus hijos, Luis, y luego otro, Anastasio, graduado en la Academia de West Point, quien ilegalizó sindicatos, masacró a los movimientos campesinos y proscribió los partidos políticos de oposición. La resistencia popular se mantuvo latente, y entre 1960 y 1961, la juventud insurrecta, liderada por Carlos Fonseca Amador, más algunos veteranos que habían luchado con Sandino, fundan el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Tomás Borge, a la sazón de treinta años, está allí, dispuesto a darlo todo; ya en 1943 había comenzado a conspirar contra la sangrienta dictadura del clan Somoza, y desde entonces, como se dijo, su vida va a fundirse con la Historia de su país, dedicado como estuvo por largos años a organizar y consolidar la lucha guerrillera, donde no faltaron deportaciones, prisiones varias y huelgas de hambre. 

Triunfantes el 19 de julio de 1979, los revolucionarios sandinistas nacionalizaron tierras y propiedades industriales de los Somoza, (un 40% de la economía nacional), y sustituyó la derrotada Guardia Nacional por el Ejército Popular Sandinista. Al año crean un Consejo de Estado de amplia participación democrática y pluralismo político, y con respeto a las libertades y derechos individuales. El “Gran Hermano” del Norte no quedaría mano sobre mano. Coopta al viceministro de Interior, Edén Pastora (“Comandante Cero”), y comienza un hostigamiento sin tregua, dirigiendo y armando a los “contras”. El ex presidente yanqui Ronald Reagan admite en 1983 que su gobierno libraba fondos secretos para financiar acciones encubiertas de la CIA, ayuda militar que continúa después, no obstante la prohibición del Congreso de los EEUU, y que se financiaba con la venta ilegal y secreta de armas a Irán, en aviones que volvían a Honduras cargados de drogas (¿se acuerdan de la conspiración “Irán/contras” coordinada por Oliver North?). 

Lo que sigue estaría lleno de vicisitudes y es historia más recienteSólo quisimos recordar aquí algunos hitos de las acciones guerreristas y depredadoras del Imperio contra ese hermano país, vicisitudes que sobrellevó el comandante Tomás Borge con gran coraje y dignidad. Hoy Daniel Ortega, Comandante de las filas sandinistas, ocupa de nuevo la presidencia de Nicaragua, país que se inscribe en el proyecto de una Segunda Independencia para Nuestra América. 
En julio de 1979, en vísperas del triunfo de la revolución, cuando se le ofreció a Tomás el Ministerio del Interior, él preguntó sin falsa modestia: ¿Por qué yo?”. Los ocho comandantes de la Dirección Nacional del FSLN respondieron: “Porque vos has sido un perseguido toda la vida”. En realidad, el comandante Tomás Borge acreditaba méritos suficientes como para haber ocupado la presidencia, pero prefirió que el joven Daniel Ortega ocupara ese cargo. Entonces Tomás hizo colocar en la fachada el Ministerio del Interior el epígrafe: "Centinela de la felicidad del pueblo".Es conocida su expresión al toparse con uno de sus torturadores en una de sus tantas prisiones: “Mi venganza personal será el derecho de tus hijos a la escuela y a las flores.”  

Su humanismo no se reducía a expresiones poéticasEl ministro Borge fundó cárceles de régimen abierto, donde los prisioneros vivían sin custodia y sin rejas, con la posibilidad de salidas semanales. Creó también la cárcel-ciudad, donde los presos convivían con sus familias y trabajaban, y la cárcel de mujeres "La Esperanza", con talleres de capacitación, como los que funcionaron en los centros de trabajo abiertos para mujeres en situación de prostitución.  

Escritor de alto vuelo y poética donde se descubre la impronta de su compatriota Rubén Darío, ha dejado una vasta obra literaria. Publicó en 1979 Carlos, el amanecer ya no es una tentación, dedicado a Carlos Fonseca, de cuya muerte, en noviembre del 76, Tomás Borge se enteró en prisión, donde escribió versos que serían musicalizados por Carlos Mejía Godoy:  

Poseídas por el Dios de la Furia y el Demonio de la Ternura 
salen de la cárcel mis palabras hacia la lluvia.  
Y sediento de luz te nombro.  

También le pertenecen los siguientes libros: Los primeros pasos. La revolución popular sandinista (1981); El axioma de la esperanza (1984); Nicaragua, justicia y revolución (1986); Cristianity and Revolution (Cristianismo y Revolución) (1987) y Un grano de maíz. 
El título de esta última obra alude a un dicho de Martí: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”. 

El 30 de abril de 2012, el comandante Tomás Borge se fue ligero de equipaje, despojado, sobrio y austero como lo fue siempre, y dueño de un fino sentido del humorLo conocimos así cuando se presentó en La Habana La paciente impaciencia.
Por eso imaginamos que, al partir, en la mano llevaba un grano de maíz.

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