viernes, 27 de marzo de 2015

Islas Malvinas, 182 años de usurpación

De AUNA Argentina (Pablo Pelaez)

Este 2 de abril y luego de 182 años de usurpación y 33 de la guerra, AUNA reclama que Gran Bretaña acate las resoluciones de las Naciones Unidas y se siente a negociar con Argentina la controversia de soberanía de nuestras islas Malvinas.

Como se propone en el libro presentado recientemente en Londres por la Embajadora Alicia Castro, hay que pensar Malvinas en toda su complejidad. En el mismo sentido en el año 2010 Mara Brawer había propuesto "pensar desde una perspectiva histórica el término Malvinas", las islas que forman parte del territorio nacional desde nuestra independencia. La reflexión debe ser sobre la defensa de la soberanía y asumir el fin al colonialismo asimismo, en palabras de Mara Brawer, comenzar a "construir un entramado simbólico a partir del cual abordar lo que es común a todos, qué significan la nación y la patria". Pero  también como señaló nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner “es necesario agregarle la memoria, la verdad y la justicia en la causa Malvinas. Así lo requieren la historia, nuestros muertos y sus familiares que nos debíamos la verdad. Una verdad dolorosa, pero encendida de gestos heroicos y valores, de cobardías e injusticias”.

Desde la década de 1960 en las resoluciones 1514 (1960) y 2065 (1965), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se impulsó el fin del colonialismo y se ratificó el reclamo diplomático argentino o sea que hay dos partes en litigio, el gobierno de la República Argentina y el de Gran Bretaña que deben dialogar, porque la usurpación de las islas Malvinas era una situación colonial a resolver en el marco de la diplomacia internacional; ya que fue la invasión, por parte de la máxima potencia colonial de la época a una parte de nuestro territorio, habitado por criollos y sin una población originaria. Desde entonces no se pudo lograr que el Reino Unido acepte las resoluciones de las Naciones Unidas para discutir la cuestión de la soberanía, respetando el interés de los isleños. De todas formas después de la resolución de Naciones Unidas de 1965 y hasta 1982, hubo algunas negociaciones que permitieron un acercamiento en algunos puntos, principalmente económicos y de servicios. Pero a partir de 1982 no hubo más diálogo y, desde 1983, todos los años se presentan ciudadanos británicos residentes en Malvinas ante el Comité de Descolonización de la ONU reclamando que las islas permanezcan como territorio británico de ultramar; lo hacen amparándose en el derecho a “la libre determinación de los pueblos”. Pero todos los años el Comité les contesta que no son un pueblo originario para reclamar autodeterminación y que “la Cuestión Malvinas” es “una controversia sobre soberanía” entre el Reino Unido y la República Argentina.

Una de las razones por las cuales nunca quisieron negociar la soberanía, es que los británicos saben desde hace más de un siglo que no pueden defender legalmente su apropiación. Así, en 1910 el Departamento Americano del ForeignOffice de Gran Bretaña, le encargó al investigador Gastón De Bernhardt la redacción de un memorando para uso interno del Foreign Office (FO), que resume la historia de las islas y los argumentos jurídicos de Gran Bretaña y de la Argentina (MemorandumRespectingtheFalklandIslands FO 881/9755). Ahora este documento es secreto y no se puede consultar, porque De Bernhardt, entre otros, reseñó los puntos débiles de la posición británica y los fuertes de Argentina, para reclamar derechos sobre la soberanía de las islas, que fueron reunidos en un informe de 1911 del Secretario de Estado Ronald Campbell (F.O. 371/1288), documento también secreto que tampoco está en el Public Record Office del FO. 
Algunos de esos puntos débiles son el abandono definitivo, en 1774, por los británicos de Puerto Egmont al oeste de la isla Gran Malvina, y el no haber reclamado nada hasta 1829, cuando el gobierno de las  Provincias Unidas (Martín Rodríguez), promulgó un decreto creando la Comandancia Política y Militar de las Malvinas, luego de 9 años de funcionarios argentinos en las islas, ya que en 1820 había sido enviado al coronel David Jewett y desde  1824-26 había colonos en Puerto Soledad, con varios otros representantes oficiales y más de 200 habitantes.  
En 1829 se establece oficialmente en la isla Soledad, Luis Vernet, nombrado Primer Comandante Político Militar en las Islas Malvinas, se transladó con toda su familia, su esposa María Sáez con la que tuvo una hija en las islas, Malvina Vernet y Sáez. La usurpación británica tuvo lugar en enero de 1833. Después de la ocupación colonial algunos argentinos como el gaucho Rivero resistieron por un tiempo a los británicos, luego sólo se mantuvo hasta 1850 el accionar del representante diplomático argentino en Londres Manuel Moreno, que continuó defendiendo los derechos soberanos argentinos sobre las islas Malvinas y reclamando por la usurpación británica.

Todos sabemos que la dictadura cívico militar invadió las islas el 2 de abril de 1982 y las desastrosas consecuencias de ese hecho, no sólo en muerte y sufrimiento de miles de argentinos, sino que gracias a los militares de la dictadura, el Reino Unido consiguió el argumento que le faltaba para no volver a negociar algo que, en palabras de Alicia Castro, que es "grotesco...e inadmisible que el gobierno británico, que negoció con dictaduras militares entre 1966-1973 y 1976-1982, se niegue hoy a dialogar con un gobierno democrático y popular... como el de Cristina Fernández de Kirchner". Una de las tantas deudas de la dictadura cívico militar es haber favorecido que, a menos de 600 km de nuestra costa patagónica, los británicos y la OTAN mantengan una "Fuerza de Defensa de las Islas Malvinas" (FIDF en inglés), que incluye fuerzas del Ejército, de la Real Fuerza Aérea y la Armada Real, con bases militares en la isla Soledad, una aérea en Mount Pleasant (Monte Agradable), y una naval cercana llamada Mare Harbour, este despliegue militar representa el 7% del presupuesto de la OTAN. 
Hasta el día de hoy el gobierno británico sigue usando esa guerra no sólo para no dialogar, sino para incrementar la presencia militar de la OTAN en las islas; así este 24 de marzo, Michael Fallon, el ministro de Defensa británico,afirmó que el Reino Unido reforzará la militarización de las Malvinas (y de todo el Atlántico Sur), con la absurda excusa de que “sigue habiendo una amenaza muy viva” de que la Argentina ataque las islas.

Tema que no se dice pero es sabido, es la estratégica ubicación de las Islas, en el Atlántico, a un paso del Pacífico, en la puerta de llegada a la Antártida y con acceso a África y el Océano Índico.


Pero el Estado argentino tiene otras deudas con los soldados que combatieron en la guerra, uno de los últimos golpes que recibieron los excombatientes fue el que les dio en febrero pasado la Corte Suprema de Justicia de la Nación que, después de tres años de tener la causa y en una resolución de sólo unas pocas líneas, cerró toda posibilidad de investigar en términos de delitos de lesa humanidad las torturas y los otros crímenes (asesinatos, estaqueados y violaciones, entre otros), cometidos por los militares contra los soldados conscriptos durante la guerra de 1982. De esta forma, según la Corte todas las denuncias de vejámenes a los soldados "no se deben investigar", dijo a Télam Ernesto Alonso, del Centro de excombatientes de La Plata; AUNA repudia esta resolución y exige memoria y justicia para los ex combatientes.

Como dijo nuestra presidenta hace unos años “A la causa Malvinas hay que agregarle verdad y justicia”

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