Este 2 de abril y luego de
182 años de usurpación y 33 de la guerra, AUNA reclama que Gran Bretaña acate
las resoluciones de las Naciones Unidas y se siente a negociar con Argentina la
controversia de soberanía de nuestras islas Malvinas.
Como se propone en el libro
presentado recientemente en Londres por la Embajadora Alicia Castro, hay que
pensar Malvinas en toda su complejidad. En el mismo sentido en el año 2010 Mara
Brawer había propuesto "pensar desde una perspectiva histórica el término
Malvinas", las islas que forman parte del territorio nacional desde
nuestra independencia. La reflexión debe ser sobre la defensa de la soberanía y
asumir el fin al colonialismo asimismo, en palabras de Mara Brawer, comenzar a
"construir un entramado simbólico a partir del cual abordar lo que es
común a todos, qué significan la nación y la patria". Pero también como señaló nuestra presidenta
Cristina Fernández de Kirchner “es necesario agregarle la memoria, la verdad y
la justicia en la causa Malvinas. Así lo requieren la historia, nuestros
muertos y sus familiares que nos debíamos la verdad. Una verdad dolorosa, pero
encendida de gestos heroicos y valores, de cobardías e injusticias”.
Desde la década de 1960 en
las resoluciones 1514 (1960) y 2065 (1965), de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), se impulsó el fin del colonialismo y se ratificó el
reclamo diplomático argentino o sea que hay dos partes en litigio, el gobierno
de la República Argentina y el de Gran Bretaña que deben dialogar, porque la
usurpación de las islas Malvinas era una situación colonial a resolver en el
marco de la diplomacia internacional; ya que fue la invasión, por parte de la
máxima potencia colonial de la época a una parte de nuestro territorio,
habitado por criollos y sin una población originaria. Desde entonces no se pudo
lograr que el Reino Unido acepte las resoluciones de las Naciones Unidas para
discutir la cuestión de la soberanía, respetando el interés de los isleños. De
todas formas después de la resolución de Naciones Unidas de 1965 y hasta 1982,
hubo algunas negociaciones que permitieron un acercamiento en algunos puntos,
principalmente económicos y de servicios. Pero a partir de 1982 no hubo más
diálogo y, desde 1983, todos los años se presentan ciudadanos británicos
residentes en Malvinas ante el Comité de Descolonización de la ONU reclamando
que las islas permanezcan como territorio británico de ultramar; lo hacen
amparándose en el derecho a “la libre determinación de los pueblos”. Pero todos
los años el Comité les contesta que no son un pueblo originario para reclamar
autodeterminación y que “la Cuestión Malvinas” es “una controversia sobre
soberanía” entre el Reino Unido y la República Argentina.
Una de las razones por las
cuales nunca quisieron negociar la soberanía, es que los británicos saben desde
hace más de un siglo que no pueden defender legalmente su apropiación. Así, en
1910 el Departamento Americano del ForeignOffice
de Gran Bretaña, le encargó al investigador Gastón De Bernhardt la redacción de
un memorando para uso interno del Foreign
Office (FO), que resume la historia de las islas y los argumentos jurídicos
de Gran Bretaña y de la Argentina (MemorandumRespectingtheFalklandIslands
FO 881/9755). Ahora este documento es secreto y no se puede consultar, porque
De Bernhardt, entre otros, reseñó los puntos débiles de la posición británica y
los fuertes de Argentina, para reclamar derechos sobre la soberanía de las
islas, que fueron reunidos en un informe de 1911 del Secretario de Estado
Ronald Campbell (F.O. 371/1288), documento también secreto que tampoco está en
el Public Record Office del FO.
Algunos de esos puntos débiles son el abandono definitivo, en 1774, por los
británicos de Puerto Egmont al oeste de la isla Gran Malvina, y el no haber
reclamado nada hasta 1829, cuando el gobierno de las Provincias Unidas (Martín Rodríguez),
promulgó un decreto creando la Comandancia Política y Militar de las Malvinas,
luego de 9 años de funcionarios argentinos en las islas, ya que en 1820 había
sido enviado al coronel David Jewett y desde
1824-26 había colonos en Puerto Soledad, con varios otros representantes
oficiales y más de 200 habitantes.
En 1829 se establece oficialmente en la isla Soledad, Luis Vernet, nombrado Primer Comandante Político Militar en las Islas Malvinas, se transladó con toda su familia, su esposa María Sáez con la que tuvo una hija en las islas, Malvina Vernet y Sáez. La usurpación británica tuvo lugar en enero de
1833. Después de la ocupación colonial algunos argentinos como el gaucho Rivero
resistieron por un tiempo a los británicos, luego sólo se mantuvo hasta 1850 el
accionar del representante diplomático argentino en Londres Manuel Moreno, que continuó
defendiendo los derechos soberanos argentinos sobre las islas Malvinas y reclamando
por la usurpación británica.
Todos sabemos que la
dictadura cívico militar invadió las islas el 2 de abril de 1982 y las
desastrosas consecuencias de ese hecho, no sólo en muerte y sufrimiento de
miles de argentinos, sino que gracias a los militares de la dictadura, el Reino
Unido consiguió el argumento que le faltaba para no volver a negociar algo que,
en palabras de Alicia Castro, que es "grotesco...e inadmisible que el
gobierno británico, que negoció con dictaduras militares entre 1966-1973 y
1976-1982, se niegue hoy a dialogar con un gobierno democrático y popular...
como el de Cristina Fernández de Kirchner". Una de las tantas deudas de la
dictadura cívico militar es haber favorecido que, a menos de 600 km de nuestra
costa patagónica, los británicos y la OTAN mantengan una "Fuerza de
Defensa de las Islas Malvinas" (FIDF en inglés), que incluye fuerzas del
Ejército, de la Real Fuerza Aérea y la Armada Real, con bases militares en la
isla Soledad, una aérea en Mount Pleasant
(Monte Agradable), y una naval cercana llamada Mare Harbour, este despliegue militar representa el 7% del
presupuesto de la OTAN.
Hasta el día de hoy el gobierno británico sigue usando
esa guerra no sólo para no dialogar, sino para incrementar la presencia militar
de la OTAN en las islas; así este 24 de marzo, Michael Fallon, el ministro de
Defensa británico,afirmó que el Reino Unido reforzará la militarización de las Malvinas
(y de todo el Atlántico Sur), con
la absurda excusa de que “sigue habiendo una amenaza muy viva” de que la
Argentina ataque las islas.
Tema que no se dice pero es sabido, es la estratégica ubicación de las Islas, en el Atlántico, a un paso del Pacífico, en la puerta de llegada a la Antártida y con acceso a África y el Océano Índico.
Pero el Estado argentino
tiene otras deudas con los soldados que combatieron en la guerra, uno de los
últimos golpes que recibieron los excombatientes fue el que les dio en febrero pasado
la Corte Suprema de Justicia de la Nación que, después de tres años de tener la
causa y en una resolución de sólo unas pocas líneas, cerró toda posibilidad de
investigar en términos de delitos de lesa humanidad las torturas y los otros
crímenes (asesinatos, estaqueados y violaciones, entre otros), cometidos por
los militares contra los soldados conscriptos durante la guerra de 1982. De
esta forma, según la Corte todas las denuncias de vejámenes a los soldados "no
se deben investigar", dijo a Télam Ernesto Alonso, del Centro de
excombatientes de La Plata; AUNA repudia esta resolución y exige memoria y
justicia para los ex combatientes.
Como dijo nuestra presidenta hace unos años “A
la causa Malvinas hay que agregarle verdad y justicia”
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