Resumen Latinoamericano, 2 noviembre 2016.-
El día en que en un futuro no muy cercano algún historiador se apreste a intentar describir lo que ha sido la última quincena de octubre en Venezuela, no dejará de asombrarse por la profusión de datos tendientes a demostrar la fragilidad en que parecía encontrarse el gobierno revolucionario.
Todos los grupos de poder locales e internacionales apuntaban a la cabeza de un proceso que se ha ido convirtiendo en referencia ineludible a la hora de hablar de resistencia y lucha frontal contra el Imperio.
Vale la pena insistir: dos semanas atrás parecía que la oposición venezolana (la que se dice “moderada” y la más ultra) habían decidido generar la ofensiva final para provocar el derrocamiento del gobierno legítimo de Nicolás Maduro. No sólo hubo un serio intento de golpe parlamentario, abortado al ser expuesto en la superficie local e internacional por la precisa y contundente movilización de un puñado de chavistas que hicieron lo que tenían que hacer, es decir, ocupar la Asamblea Nacional por un periodo corto de tiempo pero que alcanzó para generar conciencia al resto de los seguidores del gobierno sobre los peligros que estaban acechando en ese momento.
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